martes, 13 de octubre de 2015

Una media sonrisa

Tuve que darle muchas vueltas a cómo titular el resumen semanal de hoy -que no es estrictamente de los últimos siete días, pero eso ya es costumbre-. Al final se me ocurrió este porque hay varios asuntos aquí que, dentro de lo tristes (muertes de Andrea y Ana Diosdado) o sonrojantes (la incultura de los concursantes de Gran Hermano), pueden provocar un atisbo de alegría en el primer caso (por las circunstancias o porque se haya acabado el sufrimiento) y cierta comicidad en el segundo.

  • Adiós a Ana Diosdado. Estaba enferma de leucemia desde hace tiempo -y lo contaba con una naturalidad que la hacía todavía más admirable-, pero la muerte de Ana Diosdado fue tan imprevista que le sobrevino en plena reunión de trabajo en la SGAE. Una enorme pérdida para el mundo de la cultura la de esta mujer que dio todo un ejemplo de vida. Descanse en paz.

Actriz, directora y autora teatral, Anillos de Oro, Segunda Enseñanza
Ana Diosdado desarrolló una extensa trayectoria como autora, directora
y actriz sobre todo teatral. También escribió las series televisivas
Anillos de Oro y Segunda Enseñanza para TVE.

  • La pequeña Andrea ya descansa en paz. Hablaba la semana pasada del caso de la niña ingresada en Santiago con una enfermedad rara degenerativa y cuyos padres pedían una muerte digna para ella. Los médicos del centro accedieron por fin a dejar de poner impedimentos artificiales a su desenlace y este se produjo hace unos días. Ojalá su caso sirva para marcar un antes y un después en este tipo de dramas.
  • Aguas fecales y gusanos en el hospital de Vigo. Lo que está ocurriendo en el hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo es inconcebible. El modelo de financiación, discutido por muchos, ya sería lo de menos ante lo que se está viviendo, de no ser por la relación que no es descabellado buscar entre las dos cosas. Después de los ratones y la cancelación de intervenciones por falta de material llegan las inundaciones de aguas fecales en urgencias y los gusanos en la comida. No sé cómo calificar esto, porque cualquier adjetivo me parece suave. Un esperpento.




  • El baile de Soraya. Supongo que toca imitar a Michelle Obama y compañía, y más en vísperas de unas elecciones para las que ya solo quedan poco más de dos meses. Por eso la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saenz de Santamaría, echó unos bailecitos en su visita a El Hormiguero. Entiendo que no es criticable. Pero también pienso que en una persona que da permanentemente en el día a día político la sensación de que va a morder a su interlocutor de un momento a otro (y no quiero ser irrespetuosa, pero a mí me transmite eso), esa actitud resulta un tanto forzada.





  • La reaparición de Camilo Sesto. Parece ser que Camilo Sesto visitó a María Teresa Campos en ¡Qué tiempo tan feliz! y dejó a los espectadores perplejos por su aspecto. Los memes y las burlas surgieron ipso facto. A mí la verdad es que no me resulta muy novedoso. No recuerdo cuándo lo había visto por última vez, pero hacía tiempo que no cabían dudas de que se le había ido la mano con el bisturí y/o con el botox.



  • A vueltas con la hispanidad. Posiblemente haya un término medio entre los que el 12 de octubre dicen amar la patria y la bandera y los que aborrecen la festividad nacional. A mí desde luego me da una pereza tremenda el "coñazo del desfile" -la parte que me toca en el Telediario, que por supuesto no se me ocurre sintonizarlo en directo-, como bien dijo Rajoy, certero por una vez en su vida, y no me dice nada todo lo que rodea a esta fiesta. Tener que ver la bandera de España todo el santo día en TVE y portadas como la de ABC -que sale a estupidez diaria, adjunto comentario sobre Carmena- no despiertan mi sentimiento patriota, precisamente.


  • Garbiñe y Rafa. Los tiempos están cambiando en el tenis español. Si hace no mucho nos hicieran a postar sobre si sería Nadal o Garbiñe Muguruza quien ganara la final de su categoría en cualquier torneo, yo al menos diría que el manacorí. En Pekín fue al revés. Parece claro que ella es una tenista emergente y él sigue el camino contrario. Aunque verle en una final de nuevo, aunque cayera frente a Djokovic, es una buena noticia. En cualquier caso, si Rafa ya no no puede dar más alegrías -¡bastantes ha dado ya al deporte español!- ojalá pueda hacerlo la hispano-venezolana.





  • Ensayando el protocolo... Porque nunca se sabe. Ingenio y humor en la campaña del Leganés para movilizar a su afición de cara a la Copa del Rey. Me ha encantado.


  • La incultura de los grandes hermanos. No he llegado a ver el vídeo -lo haré ahora, cuando lo busque para insertarlo (¡no lo encuentro!)-, pero he leído que algún concursante de Gran Hermano respondió a la pregunta de cuál era el gentilicio de Barcelona "la Sagrada Familia". Podemos reírnos a carcajadas, pero es realmente triste en la medida en que hablamos de algo muy básico.
  • Recargo en Regresión. La polémica no ha impedido a la nueva cinta de Alejandro Amenábar, Regresión, triunfar en sus primeros días en cartelera, pero sí ha dado bastante de qué hablar. Resulta que la primera exhibidora de España, Cinesa, ha decidido cobrar un euro extra al considerar que se trata de una película premium. No recuerdo haber oído nunca que pasara algo parecido, aunque imagino que no será la primera vez.



  • Luis Merlo se suma a La que se avecina. No deben de quedar ya muchos actores de Aquí no hay quien viva que no hayan pasado ya por su secuela, La que se avecina. Me extraña que nombres como Luis Merlo o Loles León vayan a regresar, aunque en el caso de ella supongo que habrá pesado el aspecto económico, ya que últimamente había reconocido en varias ocasiones sus problemas ante la falta de trabajo. En cualquier caso, me parece curioso que hayan ido consiguiendo recuperar a casi todos, desde Fernando Tejero a María Adánez, sin olvidar a los que nunca se fueron (José Luis Gil, Eva Isanta) o los que estaban al principio de LQSA y se han ido yendo.
  • Autobombo. Hoy comparto en este apartado la historia de Rosana Conde, una jugadora de voleibol que lleva 30 años jugando en el Xuvenil de Teis vigués. De los 7 a los 37, y todavía no se plantea la retirada.

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