sábado, 16 de marzo de 2013

Fútbol y bochorno, de la mano

Ayer jugó el Celta en Coruña. Perdió y ve demasiado cerca el precipicio de Segunda, por no decir que el descenso es casi un hecho (más por sensaciones que por matemáticas). Nada que no esperase yo, experta en ponerme en lo peor. No es eso de lo que quiero hablar. Quiero centrarme en cómo el espectáculo entre las aficiones, con incidentes y pancartas desafortunadas (ya le dediqué algún post a esto y no tenía intención de escribir nada relacionado con este derbi en concreto, porque sigo pensando igual), quedó esta vez en un segundo plano. Creo que fue por dos cosas igual de preocupantes que lo anterior:

  • Uno: Ya es lo habitual y no extraña que ocurra, desde el momento en que se asume que este tipo de encuentros requieren amplios despliegues policiales, escolta de autobuses y demás precauciones. Es algo que resulta incomprensible que sea necesario si nos ponemos a pensar que hablamos de una competición deportiva entre dos equipos que, además, son de la misma comunidad autónoma, con mucho en común también (¿Nos suena el derbi vasco? No).

Incidentes previos al derbi gallego en Riazor
Incidentes previos al encuentro de Riazor. Foto: La Voz de Galicia.


  • Dos: Porque los jugadores del Celta robaron protagonismo a esos aficionados -de ambos conjuntos- que normalmente se encargan de empañar el espectáculo. Primero fue el lesionado Hugo Mallo, que convirtió lo que hubiera sido elogiable -viajar con los seguidores vigueses como uno más- en despropósito al posar con una imagen que se burlaba de la situación económica del club rival, así como del gran número de portugueses que militan en sus filas; probablemente, no fue consciente de lo que suponía, lo cual también es un problema. Y, ya sobre el terreno de juego, Iago Aspas, que condenó al equipo al fracaso autoexpulsándose con un cabezazo para el que es imposible encontrar justificación. Es el mismo futbolista que, por ejemplo, negó el saludo a Santi Mina, un chaval de 17 años que debutaba en Primera, por el cabreo que cogió al verse sustituido por su compañero (no se produjeron unas disculpas públicas que habrá esta vez por estar una sanción en juego). Y el mismo que nos salvó de bajar a Segunda B -¿y de desaparecer?- y al que le debemos en gran medida jugar esta temporada en Primera, tampoco lo olvido.

Iago Aspas y Carlos Marchena se agreden mutuamente
Aspas, con el juego parado, propinó a Marchena un cabezazo que le costó
una justa expulsión. El deportivista respondió a la agresión con otra:
una patada que, esta vez, no fue sancionada por el colegiado.
Además, al parecer, también existe una agresión previa.
Mallo posa en un autobús con aficionados celestes
Hugo Mallo, en un autobús de aficionados vigueses,
posando con un cartel de burla al Deportivo en una foto
que se propagó enseguida en las redes sociales.

Lo peor es que para muchos aficionados esta conducta de los jugadores es elogiable y los hace más ídolos (autocrítica cero, no ven motivo). En este caso, más Hugo Mallo, pero solo porque lo de Aspas fue poner la victoria en bandeja al oponente y, claro, eso ya es lo que más duele. Presumimos de tener canteranos que son gente de la casa, que son como unos aficionados más y que sienten los colores. Y es cierto, para lo bueno y también para lo malo. El problema está en qué significa y qué conlleva eso de ser "uno más". Parece que son como esos aficionados que les jalean y veneran este tipo de actitudes, que se insultan entre sí a través de las redes sociales como si les fuera la vida en ello y sin saber unos de los otros nada más que el equipo al que defienden, y que si leen esto dirían -los de mi equipo- que yo soy una exagerada o no suficientemente celtista.

Pancarta que incita a la violencia en Riazor durante el derbi
Pancarta en Riazor. Además, Riki celebró su gol insultando a la afición rival.

Hay quien aprovecha esto para poner por encima al Deportivo (que ellos tienen "más clase dentro y fuera del campo", he llegado a leer asombrada). Se engañan a sí mismos. Ayer en Riazor había una pancarta bien visible que decía "Vigo no" y en los incidentes también participaron los blanquiazules, no se puede obviar. Pero que ellos también tengan culpa no puede servir para justificarnos a nosotros, ni viceversa. Si un día tienen en su primer equipo canteranos que reflejen el fanatismo que también hay en sus aficionados, no creo que su actitud diste tanto de la de un Iago Aspas o un Hugo Mallo hoy. Obviamente, eso va en las personas -en su educación, su consciencia de lo que representan, en su madurez- y por eso también tenemos a un Borja Oubiña y, aunque no sean canteranos, a un Mario Bermejo -al que muchos han criticado por decir unas cuantas verdades con todas las letras- o a un Valerón en el otro lado. Pero no es lo que predomina.


Declaraciones de Mario Bermejo tras el partido.


Yo vuelvo a insistir. Mientras consideremos normal y necesario (que lo es) un despliegue policial como los de estos eventos para un partido de fútbol, continuaremos teniendo un problema. Seguirá habiendo una afición de jóvenes que maman el odio -que no la simple antipatía entendible- a otro equipo, a otra ciudad y a todo lo que tenga que ver con ella. Y de esa afición joven pueden formar parte futuros futbolistas que nos ofrecerán momentos muy buenos, pero también espectáculos bochornosos.


*Actualizaciones:

-13.30 horas: Disculpas de Hugo Mallo en rueda de prensa.



-15.50 horas: Disculpas de Iago Aspas vía Twitter.


-16.30: Cuatro ha emitido nuevas imágenes de Mallo en las gradas de Riazor que hablan por sí solas (no vale criticar al medio, si no lo hace, nadie lo graba, por mucho que vayan a pillarle como, efectivamente, fueron):



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