viernes, 25 de noviembre de 2011

El yerno perfecto

Iñaki Urdangarín respondía al modelo de hijo, marido y yerno perfecto. Rubio, guapo, deportista –y medallista-, educado y agradable. El vasco que llevó al altar a la infanta Cristina era, de hecho, preferido por la mayoría frente al esposo de su hermana Elena, el extravagante, antipático y no especialmente agraciado físicamente Jaime de Marichalar.


Iñaki Urdangarín con la medalla en los Juegos de Atlanta 1996
Urdangarín, en su faceta de deportista,
con la medalla lograda en Atlanta 1996.

Por todo esto, nada hacía sospechar que el ex jugador de balonmano anduviese metido en asuntos turbios. Ni siquiera la precipitada y algo extraña marcha de la familia Urdangarín-Borbón a Estados Unidos, aunque inesperada, hacía intuir algo así, por mucho que  ahora, a posteriori, sí se relaciona con las prácticas irregulares en las que podría estar involucrado el marido de la segunda de las hijas de los Reyes.



Iñaki Urdangarín jugando con sus hijosEl Duque de Palma con sus hijos
El Duque, con los hijos fruto de su matrimonio con la Infanta.

Sea o no imputado, juzgado y condenado o absuelto, y a pesar de su defensa, todo apunta a que Iñaki Urdangarín no ha hecho las cosas bien. Pero, ¿por qué? Descartada por completo la motivación de la necesidad, todo apunta a la ambición. Y por mucho que esta tire, detrás de todo esto también debe haber una convicción de que no se te va a descubrir y/o de que no va a tener consecuencias. Lo primero ya se ha demostrado falso. En lo segundo sólo cabe esperar que Urdangarín sea tratado, a todos los efectos, como aquel deportista desconocido para el gran público que un día conoció a una infanta de España.

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